La puerta tenía muchos candados de alta seguridad y cerrojos
brindados, pero no se dieron cuenta que el material de la misma era de lona.
El dado estaba trucado y salía el número mágico siempre. El
tramposo lo tenía en su cubilete, pero el contrario era mago, lo cambió y ganó.
El edificio estaba al lado del cementerio. Se oía siempre a
una mujer lamentarse. Creían que era su vecina, ésta se mudó, seguían los
lamentos.
Ambas casas tenían chimeneas de leña. Una vecina siempre
tenía troncos y no cerillas, la otra sólo tenía cerillas y se llevaban muy
mal...
El pianista tocaba muy bien las partituras de Mozart y ganó
muchos premios. Un día, le pidieron que crease su propia partitura, no le salió.
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